La figura del administrador de consorcios ha evolucionado. Ya no alcanza con pagar facturas y emitir expensas. Hoy se espera una gestión profesional, transparente, digital y alineada con los derechos de los consorcistas. Para eso, nace el Manual de Buenas Prácticas para Administradores, una guía que busca ordenar y estandarizar el trabajo administrativo en edificios y barrios privados.
Es un documento oficial promovido por organismos públicos y asociaciones de propietarios que define criterios mínimos de calidad, transparencia y responsabilidad que deben seguir los administradores de consorcios.
No reemplaza a ninguna ley, pero sí actúa como guía orientadora para:
Evitar conflictos innecesarios.
Profesionalizar la gestión.
Establecer buenas costumbres de administración.
El administrador debe mostrar los movimientos económicos con claridad. Esto incluye:
Informes periódicos de ingresos y egresos.
Acceso digital a las expensas.
Comprobantes disponibles para consulta.
La relación con los propietarios debe ser fluida, documentada y abierta:
Convocatorias claras a asambleas.
Canales digitales de consulta.
Respuestas en tiempos razonables.
Mantener todo ordenado y disponible:
Libro de actas.
Contratos con proveedores.
Recibos, presupuestos y comprobantes.
Un software como AdminProp simplifica esta tarea centralizando todo en un solo lugar accesible para el administrador y los consorcistas.
Debe respetarse la legislación vigente:
Ley de propiedad horizontal.
Normativas municipales.
Convenios laborales (en caso de empleados).
El administrador debe estar actualizado en temas legales, contables y tecnológicos. Hoy, una gestión moderna exige dominar herramientas digitales y comprender la nueva normativa en profundidad.
Revisá tu método actual: ¿Tenés todo digitalizado? ¿Los propietarios pueden acceder a la información?
Establecé protocolos de trabajo: cómo comunicás, cómo archivás, cómo documentás decisiones.
Usá tecnología para simplificar procesos: la digitalización es clave.
Capacitate regularmente: cambios legales, nuevas plataformas, reclamos frecuentes.
Escuchá a los consorcistas: su feedback puede darte alertas tempranas de conflictos o mejoras posibles.
Implementar estas buenas prácticas no es solo una obligación ética. Es también una forma de diferenciarse y construir confianza. Un administrador ordenado, claro, receptivo y profesional será siempre valorado, recomendado y sostenido por su comunidad.
El Manual de Buenas Prácticas no busca imponer, sino elevar el estándar. Ser un buen administrador hoy es mucho más que cumplir funciones básicas: es ser gestor, comunicador, mediador y tecnólogo.
Adoptar estas prácticas no solo mejora tu reputación, también simplifica tu trabajo y evita conflictos.